domingo, 14 de octubre de 2007

Los inmigrantes de Aznar

Me saca la sonrisa cínica ver ahora a los filibusteros del Partido Peligroso hacerse cruces de la inmigración y sus problemas. Lo malo que tiene existir –o gobernar, cuando gobernaban– de cara a la cámara y a la estadística electoral es que te deja a calzón bajado en cuanto alguien se molesta en mirar los datos duros y fríos.

Vamos a ver, aquí hay una cosa clara, números en la mano: la inmensa mayoría de la inmigración presente hoy por hoy en España entró con Aznar. Para ser exactos, tres y medio de los cuatro millones y medio de inmigrantes que hay en nuestro país. El último año de gobierno de Felipe González había empadronados en España 550.000 extranjeros, la mitad de ellos comunitarios. Y el último año de Aznar, había empadronados 3.730.610, es decir, tres millones y pico más; sólo un 12% eran comunitarios. Este año, curiosamente, hemos vivido el primer descenso en el número de inmigrantes extracomunitarios de toda la historia de la inmigración contemporánea en España. Sí, sí, con el gobierno de Zapatero, ese que nos iba a rendir ante la invasión.

Por tanto, quien en España quiera echar culpas sobre la inmigración, ya sabe adónde tiene que señalar: al empleado de Murdoch y de los especuladores que arruinaron a los accionistas de Terra, al mentiroso mayor del 11-M y al señor de los hilillos. En realidad nunca fue su intención evitarlo, sino más bien todo lo contrario. El neoliberalismo, para funcionar, necesita unas cuantas trampas de singular envergadura. Una de ellas es la necesidad de que haya siempre una reserva de parados en estado de desesperación, para presionar los salarios a la baja. Saben que siempre, en algún lugar del mundo, habrá unos cuantos millones de desgraciados disponibles para hacer dumping social y laboral. Ya se encargan ellos.

Y el modelo económico aznarista (el de la especulación inmobiliaria y el geriátrico de Europa) necesitaba enormes cantidades de esa mano de obra barata para sus parientes y socios, los patronos del ladrillo y del chiringuito, llámese playa, urbe o golf. Por no hablar del puterío. A Aznar y compañía no se le metieron tres millones de inmigrantes. Aznar y compañía dejaron pasar a tres millones de inmigrantes, y luego pretendieron mantenerlos en un limbo legal donde siguieran siendo fáciles de explotar y, en caso necesario, reprimir. Ya se sabe que para ellos, eso de los derechos ciudadanos, sociales y laborales es materia comunista e indeseable, y como todavía no se los pueden quitar a los de aquí (no del todo), ni de coña se los querían otorgar a los de allá. ¿Estropear el chollo? ¡Amos, anda!

El resultado era peligrosísimo: una masa sin apenas integrar, de número y configuración desconocidos, reventando a la baja el mercado laboral y social español: exactamente lo que se pretendía. Ahora costará muchos años rehacer lo destrozado, pero el primer paso se ha dado: la regularización.

Discutiremos más adelante, porque lo discutiremos, si toda esta gente hacía falta, si hacen falta más o menos y cómo fue el método para hacer que entraran en España. Lo evidente es que, metidos de mala manera y con nocturnidad y alevosía, constituía una ofensa económica, una lacra social y una inmundicia moral mantenerlos sin papeles. Pero, ¿de qué sorprenderse? Esta es la manera de hacer las cosas de los chicos de Aznar y Rouco Varela, para quienes lo importante, en el fondo, en el fondo, no es si eres marica, sino si se te nota o no; o sea, ir a la suya, cerrar los ojos ante la realidad y encarcelar sus consecuencias.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Muy interesante, compañero. He escrito, en mi blog, un artículo reflexionando sobre el tema y citando su procedencia. Cuando tengas un minuto échale un vistazo (y si quieres, nos podemos enlazar).

Saludos socialistas.

Anónimo dijo...

Owned socialista:

http://i40.tinypic.com/200xwmt.jpg

De nada.